Su objetivo es originar movimientos controlados en el terreno, que logren remediar los producidos durante la fase constructiva.

Su principal aplicación la encontramos en la construcción de túneles urbanos (para subsanar las deformaciones o asentamientos en estructuras superficiales durante la excavación de los mismos). También se aplican en recalces (restitución de asentamientos), rutas, etc.

Esta técnica es un proceso dinámico que involucra la inyección de mezclas en el terreno entre la estructura y el túnel, con la finalidad de compensar inmediatamente a aquellos suelos débiles que podrán manifestar asentamientos superficiales.

La inyección debe ser perfectamente controlada, mediante la utilización de equipos de inyección con registro continuo de parámetros. Es común el uso de tubos manguito, inyectándose pequeñas cantidades en cada fase.